Algo muy consiente que he pesando es el ser papá o ser mamá no es solo traer un hijo al mundo y que hasta para eso, se tiene que ver desde que punto se sostiene esa GRAN responsabilidad, y ver desde donde la tomas como la inmadurez, carencia emocional o económica que creen que un hijo viene a "resolver" o "llenar"(independientemente de casos donde son violaciones o casos parecidos). 

Honestamente que tan consiente eres para entender que ser papá o mamá es sostenerlo con la mente, con el corazón y con la conciencia y a veces creemos que la maternidad o la paternidad se mide en lo económico, en lo que podemos comprar, en lo que llenamos de cosas, en maternar desde un punto de carencia de la propia infancia del papa/mamá y ¿no creen que es algo demasiado peligroso? y aún así tener que (con esas mismas heridas y carencias) tener hijos, criarlos, hasta EDUCARLOS, que fuerte… pero la verdad es que criar no solo se sostiene con dinero: se sostiene con presencia emocional, con heridas trabajadas y con decisiones conscientes.

Con el tiempo uno entiende algo que marca para siempre:
un hijo no regresa porque te necesita… vuelve porque quiere.
Porque encontró en ti un lugar seguro, no un lugar perfecto.
Porque reconoció en tus errores la voluntad de cambiar.
Porque sintió tu amor sin condiciones y no tu exigencia disfrazada de amor, pero ¿como sucede esto? que crees lo mas dificil de sostener es la verdad de tu realidad, lo que te toco y lo que elegiste.

Ser padre cansa más la mente que la cartera y es un hecho, trabajar en casa y afuera, ser el ejemplo y a la vez ser tan imperfecto.

Lo económico pesa, claro, pero lo que realmente transforma —o lastima— es lo emocional:
la forma en que hablamos,
la forma en que escuchamos,
los silencios que dejamos,
las heridas que no atendemos,
los patrones que repetimos sin darnos cuenta y eso viene de lo que te tocó y has elegido.

Al final del día, todo es un ciclo.
Y si no sanas lo que te formó, terminas enseñando sin querer lo que tú mismo no supiste resolver.
Uno aprende a vivir con su historia, sí…
pero vivir no es lo mismo que sanar.
Sanar significa mirar hacia dentro, aceptar los errores, asumirlos sin orgullo y sin vergüenza, y elegir —una vez más— hacerlo diferente, aprendes y aceptas lo que tu también haz hecho, hacerte responsable de TU VERDAD, SOLO HAY UNA,

Los padres trabajados, los que se cuestionan, los que aceptan que no lo saben todo, los que reconocen que merecen hacerlo mejor…
esos son los que realmente rompen cadenas.

Porque cada error puede ser un final o puede ser un inicio.
Cada intento es una oportunidad.
Cada día es un nuevo punto de partida.

Y quizá ahí está lo más importante de todo:
que un hijo crezca sabiendo que sus padres no fueron perfectos, pero sí valientes.
Que lo intentaron, una y otra vez.
Que eligieron mostrarle una versión más consciente del amor…
aunque ellos no la recibieran de niños.

Porque un hijo no recuerda el estilo, ni los lujos, ni las apariencias.
Recuerda cómo lo hicieron sentir.

Y cuando un hijo regresa por elección y no por obligación,
es cuando sabes que, a pesar de todo, lo hiciste bien.

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